La expansión de los mercados accionarios es uno de los fenómenos económicos más importantes de la última década, que se manifiesta en el fuerte incremento en la valorización de las bolsas y en la mayor difusión de la tenencia de acciones entre la población. Actualmente, la capitalización accionaria a escala global supera el PBI mundial mientras que en 1990 no alcanzaba a la mitad. En EEUU la tenencia de acciones entre la población, directamente o a través de fondos, supera los 12 billones de dólares mientras que una década atrás era de sólo 2 billones de dólares. En el mismo periodo, el número de estadounidenses que posee acciones pasó de 50 a 85 millones.
El camino elegido por el presidente Bush para sacar a los Estados Unidos de la grave crisis económica y de sus malas perspectivas está produciendo una profunda conmoción en el escenario político mundial. La justificación esgrimida para atacar a Irak sólo resulta creíble para los deseosos de desatar su venganza contra alguna nación árabe. Para el resto resulta claro que el régimen de Saddam es una amenaza que el mundo puede controlar y que la guerra de Bush no es una cruzada contra el mal.
"Todos cuantos predijeron el colapso de ese "castillo de naipes" que era la economía norteamericana deben estar exhaustos. No hay amenaza de ningún colapso del dólar. La estabilidad financiera, la productividad vigorosa, la flexibilidad y el dinamismo hacen de Estados Unidos uno de los lugares preferidos para invertir capitales; su afluencia costea los grandes déficit de cuenta corriente del país. Continuará haciéndolo hasta que, al final del arco iris, Japón o Europa se comparen favorablemente con el clima de inversión norteamericano.
A inicios de la década del 90 se inició en Argentina, como en la mayoría de los países latinoamericanos, un proceso de reforma del Estado de gran magnitud. Desmantelamiento para algunos, puerta de entrada al primer mundo para otros, la privatización de los servicios públicos generó una polémica que continúa hasta hoy.
La cosecha 2002/03, estimada en 71 millones de toneladas, será la más grande de la historia argentina, superando la anterior en mas de un millón de toneladas. Esto ha sido posible debido a la concurrencia de circunstancias favorables, tanto de carácter técnico como económico, que se tradujeron en un aumento del área sembrada y la mejora en los rendimientos de los cultivos.
La poca claridad de la dirigencia argentina por plantear una salida nacional frente a la actual crisis económica se refleja en la devoción que desde diferentes sectores se rinde a la Generación del 80 y su supuesta claridad para definir un proyecto de país. Paradójicamente, esa actitud incluye a quienes, presumiblemente, expresan un compromiso con un desarrollo de carácter autónomo.
El sector automotor es un buen indicador del desarrollo industrial de un país y de la situación de su economía. Las ventas de automóviles y equipos de transporte expresan la vitalidad de la demanda doméstica, en particular el poder adquisitivo y la confianza de los consumidores de clase media, mientras que las exportaciones de vehículos son un buen termómetro de la competitividad de la industria manufacturera y de sus posibilidades.
La Argentina vive la peor crisis económica de su historia, con mas de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza, niveles desconocidos de marginación laboral, quiebra del aparato productivo, cesación de pagos externa y colapso del sistema financiero. Ha dejado de ser el alumno modelo del FMI y el ejemplo a seguir por otras naciones en desarrollo para convertirse en la peor experiencia del periodo de posguerra. Es mas, muchos argentinos dudamos poder salir de este abismo que no parece tener fin, al que nos condujeron en forma progresiva los gobiernos que se sucedieron en las últimas décadas.
La Argentina enfrenta la crisis económica mas importante de su historia, caracterizada por serios desequilibrios internos (recesión y déficit fiscal) y externos (insolvencia y falta de liquidez) que comprometen seriamente su futuro. Si bien la crisis comenzó en la primavera del 98 alimentada por factores externos de carácter financiero no deben confundirse sus circunstancias detonantes con sus causas profundas.