Una corrida del dolar (también llamada corrida cambiaria) se produce cuando los agentes económicos, principalmente Bancos, Casas de Cambio y grandes inversores, esperan que una moneda se deprecie y se desprenden de posiciones en esa moneda, para comprar otra divisa o activos o moneda extranjera.
La economía argentina se encuentra en una situación complicada:
- fuerte salida de capitales
- alta inflación
- bajo crecimiento o decrecimiento
- déficit fiscal
Las distorsiones que existen en la Argentina en el andamiaje económico, tributario, financiero y administrativo luego de más de 70 años de populismo en sus diversas variantes son inmensas. Intentar comenzar a corregirlas es un trabajo ímprobo, inconmensurable. Porque siendo como es la economía una ciencia social, las reacciones que pueden esperarse de parte de productores o consumidores de bienes y servicios, son muchas veces imprevisibles.
Luego de largos reclamos de discriminación por parte del Estado Nacional, bajo el gobierno kirchnerista, en contra de provincias que no se alinearon con sus intereses políticos, la corte suprema falló a favor de las provincias, obligando al Estado Nacional a dejar de retener esos fondos y a devolver lo que le viene reteniendo desde el año 2006.
El Banco Central de Argentina vendió una enorme cantidad de contratos de dólar futuro a un precio mas bajo que el precio del mercado. Si al vencer esos contratos dentro del año que viene, el dólar está por encima del precio que estimó el Banco Central, las consecuencias las pagaría la población argentina.
Hoy se lleva adelante una huelga general en la Argentina. Un “paro general”, como usualmente se le llama.
La principal bandera que han levantado los gremios organizadores del paro, está el pedido de terminar con el impuesto a las ganancias aplicado sobre los salarios. En realidad el pedido no es nuevo. Hace ya varios años que desde diversos sectores arrecian las críticas contra este impuesto.
Como es de conocimiento público, el gobierno nacional divulgó que tiene conocimiento de la existencia de más de 4.000 cuentas de argentinos en Suiza. Trascartón, tanto la presidenta como diversos funcionarios se dedicaron a hacer cuentas respecto de las cosas que se podrían haber hecho en el país si el dinero de tales cuentas hubiera sido declarado y por lo tanto sus titulares haber cumplido con sus obligaciones fiscales.
A estas alturas puedo dar por descontado que todo el mundo conoce el decreto que dictó el gobierno nacional para exonerar del pago del impuesto a las ganancias a las personas físicas que trabajan en relación de dependencia de menores ingresos.
Para que no queden dudas y muy rápidamente, lo que se ha hecho con un decreto presidencial fue exonerar del pago del gravamen a las personas físicas que trabajen en relación de dependencia con ingresos mensuales brutos no superiores a $ 15.000. Adicionalmente, se estableció un incremento del 20% en el mínimo no imponible, en la deducción especial y en las cargas de familia para todos aquellos empleados en relación de dependencia que tengan ingresos brutos entre $15.001 y 25.000 mensuales.
El decreto merece una serie de aclaraciones e interpretaciones porque está pésimamente redactado y no contempla diversas variantes que se producen en la vida laboral cotidiana. Pero no es a esto a lo que quiero referirme.
Desde la llegada al gobierno de Néstor Kirchner en 2003, y aún antes, durante la gestión de Eduardo Duhalde, nos hemos referido una y otra vez a los daños que provoca el intervencionismo en materia económica. Señalemos algunos:
- El efecto inflacionario que deriva de pretender ser competitivos con un tipo de cambio alto, que se obtiene mediante el simple recurso de emitir moneda para comprar los dólares excedentes a mayor precio del que normalmente determinaría el mercado.
- El desvío de ingresos de sectores muy eficientes (en general agroganaderos) hacia sectores menos eficientes (industriales) mediante el recurso de la aplicación de tipos de cambio diferenciales logrados sobre la base de imposiciones diferentes a los primeros (retenciones a las exportaciones)
- El irreparable daño a la productividad que originan los controles de precios. Daño que deja como secuela la falta de nuevas inversiones.
La Dra. Marcó del Pont concedió dos reportajes a medios afines al gobierno durante el fin de semana, lo cual de por sí no deja de ser un síntoma de la realidad que vivimos. Sin demasiada abundancia, tal vez hubiera sido mucho mejor una ordenada conferencia de prensa en la que diversos medios pudieran asistir con periodistas especializados en economía y finanzas públicas. No ha sido el caso y ya de por sí es una limitación que debemos mencionar.
No tenemos nada para decir ni a favor ni en contra de la persona de esta funcionaria, por lo cual leímos de la manera más desapasionada posible sus opiniones en estos reportajes, del mismo modo que lo hicimos cuando asistió al Congreso hace unos días.
Pero la verdad es que, al menos en materia de política monetaria, siempre esperamos explicaciones técnicas que tal vez no nos convenzan, pero cuyos fundamentos podremos tal vez refutar. O no.
Nadie puede poner en duda a estas alturas que las medidas en materia de restricciones a la compra de moneda extranjera, tales como la “autorización” previa de la AFIP constituyen en realidad un verdadero cepo para evitar la fuga de dólares del sistema. Ningún control de este tipo apunta a capturar evasores porque es evidente que para poder capturarlos es preciso primero corroborar el delito, lo que obviamente no ocurre cuando un sistema operativo dice que alguien “no tendría capacidad contributiva” o frases por el estilo, sino cuando se adquiere moneda extranjera con dinero de origen ilegal.
Hernán Lorenzino es abogado de la Universidad de La Plata y magister en economía de la Universidad Di Tella. También cursó un master en Finanzas y Gestión Pública en la Universidad de La Plata.
Tiene 39 y es nacido en Puerto Madryn. Tiene tres hijos.
Hernán Lorenzino tiene una amplia experiencia en la gestión pública.
Experiencia en la Gestión Pública
En 2008 Lorenzino entró a al Ministerio de economía, bajo la Gestión de Carlos Fernández. En un primer momento fué representante financiero argentino en Washington. Luego se hizo cargo de la Secretaría de Finanzas. Hasta Diciembre de 2011 fue secretario de Finanzas.
Las abrumadoras novedades que va conociendo la población por estas horas en materia de política económica, muestran a las claras que no todo venía marchando sobre ruedas como solían manifestar, corrientemente, diversos representantes del oficialismo.
A las medidas represivas y persecutorias adoptadas en materia cambiaria, rápidamente le siguieron los burdos intentos para frenar importaciones de los últimos días, con exigencias claramente incumplibles que en parte debieron ser anuladas por la reacción de los operadores, impedidos como se encontraron, de la noche a la mañana, de cumplir con sus compromisos.