En el año 2000 los gobiernos líderes del mundo, en el marco de las Naciones Unidas, asumieron el compromiso de mejorar la situación de los postergados. En ese contexto consensuaron un plan de acción que comprende ocho objetivos fundamentales para lograr un mundo mejor, los denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD), y 18 metas específicas a alcanzar en el transcurso de los siguientes 15 años.
Los resultados obtenidos hasta el momento, superada la tercera parte del plazo fijado para alcanzar esos objetivos, ilustran sobre el carácter discursivo de ese compromiso, la falta de una voluntad real de integrar económica y socialmente a los más desposeídos y la hipocresía de las grandes potencias. Hay regiones del mundo, como la mayor parte de África, que requieren necesariamente de asistencia externa para salir del atraso y la marginación en que se encuentran sumidas y las grandes potencias deben comprometerse seriamente con ese propósito tanto por razones humanitarias como por el grado de responsabilidad que tienen en la pauperización y desintegración de esos pueblos .
De continuar la actual situación las dos metas más importantes de la Declaración del Milenio, la reducción a la mitad de la pobreza extrema y el hambre, se están convirtiendo sólo en buenas intenciones. Se estima que hay unos 1200 millones de personas, de los cuales una tercera parte residen en África, que viven en situación crítica, con ingresos inferiores a un dólar diario. A principios de los 90 el número total era similar y la única diferencia apreciable en el lapso transcurrido es que el número de pobres africanos ha ido en aumento mientras que en el resto del mundo han disminuido. A esto se suma el agravante que los más pobres son cada vez mas pobres, ya que el promedio de ingresos de este sector de la población se ha reducido.
Algo similar ocurre con esa vergüenza que salpica la condición humana: el hambre. En este campo los retrocesos superan los avances y poco ha variado la situación de los 900 millones de personas que sufren este flagelo. Las consecuencias resultan alarmantes, ya que más de la cuarta parte de los niños del mundo en desarrollo padece de malnutrición.
Las recetas para transformar el mundo y dejar que sea un calvario para una quinta parte de quienes habitan en él son simples y conocidas. Su implementación depende, fundamentalmente, de un pequeño grupo de países que concentran el grueso de los ingresos. Sin su contribución, tanto directa como a través de la eliminación de subsidios que distorsionan el comercio internacional, es imposible lograr cambios sustanciales.
La ayuda para el desarrollo ronda los 80 mil millones de dólares anuales y representa el 0.25% de los ingresos nacionales de los países donantes, cifra muy inferior a la recomendación realizada en Naciones Unidas de destinar un 0.7% de los ingresos para asistir a las naciones más postergadas (sólo 5 países cumplen con este objetivo: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Luxemburgo). A esta escasez de recursos debe agregarse la mala calidad de la ayuda y los desvíos que se suelen producir .
A su vez, las políticas comerciales de los países centrales obstaculizan enormemente la posibilidad de los más pobres al aplicar subsidios a su producción agrícola y establecer barreras a las importaciones provenientes de las naciones menos desarrolladas.
Argentina y los ODM
El 24 de octubre del 2003, en oportunidad de celebrarse el Día de las Naciones Unidas, el gobierno argentino definió los Objetivos de Desarrollo del Milenio a nivel nacional, entre las que destacan las siguientes metas autoasumidas:
META 1. Erradicar la indigencia y el hambre.
META 2. Reducir la pobreza a menos del 20%.
META 3. Asegurar que en el año 2010, todos los niños y adolescentes puedan completar los 3 niveles de educación básica (10 años de educación).
META 4. Asegurar que en el año 2015, todos los niños y adolescentes puedan completar todos los niveles de educación (3 niveles de EGB y polimodal).
¿Cómo alcanzar las metas? ¿Con que medios? ¿Quiénes son los responsables?
Obviamente, si las metas no se alcanzan no pasa nada, absolutamente nada. Sólo se habrán frustrado buenas intenciones y siempre habrá justificaciones del fracaso. Nada cuesta prometer cuando no hay forma de exigir el cumplimiento de lo prometido.
No cabe duda alguna que Argentina cuenta con los recursos suficientes para alcanzar estas metas. Sin embargo, lo difícil es definir como lograrlo y quien lo hará.
Consideramos que este no es el caso de países como el nuestro, cuyo retraso encuentra mejor explicación en la mezquindad de sus clases dirigentes y con responsabilidad social.
Llegar con un dólar diario a todos los pobres extremos del mundo representa unos 400 mil millones de dólares, suma inferior al gasto militar de EEUU.
El inventario completo de objetivos y metas puede consultarse en el portal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de Argentina: www.undp.org.ar
Por Alberto Pontoni y Azul Coppari. Agosto 2006
Como citar este texto:
Clubmacro (26 de Ago de 2006). "Objetivos de Desarrollo del Milenio". [en linea]
Dirección URL: https://www.econlink.com.ar/omd (Consultado el 13 de Mayo de 2021)