Ajuste - Precios

El ajuste llegó para quedarse

El incremento de las retenciones a las exportaciones de petróleo y sus derivados agrega un elemento más a la evidencia de que la futura presidenta pretende soliviantar el colchón fiscal tanto como sea posible.

No caben dudas de que, tal como lo afirmamos en un trabajo anterior (El impuestazo no se hizo esperar) el futuro gobierno pretende enjugar rápidamente el exceso impresionante de gasto público incurrido durante el ejercicio fiscal 2007 mediante el recurso fácil de aplicar retenciones a las exportaciones aprovechando los altos precios de las commodities. Hace unos días le tocó el turno al petróleo y sus derivados, para los cuales directamente se fijó un precio de corte en dólares por encima del cual todo excedente quedará en manos del Estado. Al momento de escribir este artículo, circula la idea de aplicar también retenciones a las exportaciones de metales, violando de un plumazo la estabilidad fiscal del sector sancionada en 1993 por un lapso de 30 años, precisamente con la finalidad de asegurar las inversiones de largo plazo que se requieren.

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El afán de recaudación no tiene límites, y tanto es así que poco importa si se deterioran los mercados o se perjudica a pequeños y medianos productores que no pueden competir en igualdad de condiciones con los grandes, o con los que tienen sus explotaciones en zonas accesibles o cercanas a los puertos del país.

El actual gobierno ha llevado adelante una política altamente expansionista que constituye la genuina causa de la inflación, al tiempo que desarrolló una reiterativa gama de acusaciones a sectores, fabricantes, productores y comerciantes como causantes de las subas de precios sin aceptar jamás la culpa que le cabe. Todo lo contrario.

La inflación es, antes que nada, una excelente fuente de financiación para los gobiernos, que de esa manera disimulan parte de la imponente carga tributaria en la que sumen a los pueblos que les toca conducir. En materia de precios de productos exportables, el gobierno explica en tono afectado y efectista que las subas de las retenciones tiene una finalidad social que consiste en evitar las subas de los precios internos de los productos, porque ellas son causa de inflación. Y esto es absolutamente falso.

Permítasenos una simple explicación. La inflación es, por definición, la suba generalizada de precios. Y tal suba generalizada no se sostiene, dado un nivel de PBI, a menos que se inyecte moneda. Si una economía tiene como patrimonio 10 manzanas y 100 pesos circulando, cada manzana costará 10 pesos. Si se inyectan 50 pesos, las manzanas pasarán a costar 15 pesos. Y si el precio internacional de la manzana es el que sube, entonces las manzanas no podrán venderse al nuevo precio a menos que se inyecte moneda para poder adquirirlas. O en el mejor de los casos se venderán algunas y no todas. Esto es, en este ejemplo, un incremento del costo de la vida, pero no hay inflación si no es convalidada por la emisión de moneda.

Trasladado este ejemplo al precio de las commodities, puede verse fácilmente que si éstas son caras, habrá problemas, claro está, pero no inflación sino cambios de precios relativos. Si el petróleo cuesta 100 dólares el barril y no 9 o 10 como costaba a fines de los años 90, tenemos un problema, es cierto. Pero no inflación por eso. De manera que la falacia de que puede causar inflación está dirigida a justificar el incremento de retenciones para financiar gasto del Estado.

Por otra parte, como hemos señalado muchas veces, el problema principal de este esquema económico, es que el tipo de cambio alto contribuye a generar recursos vía retenciones, pero significa emitir moneda para adquirir dólares a mayor valor que el de mercado, lo cual produce inflación. Por eso, el gobierno se empeña en decir que nosotros no tenemos por qué pagar lo que valen las cosas en el mundo, cuando en realidad lo que está diciendo es que eso ocurriría si los dólares que percibimos por nuestro trabajo o negocio fueran más, lo cual a su vez ocurriría si el Estado dejara caer su valor, que es lo que hace Brasil. Pero si el gobierno hace eso, se queda sin retenciones. El sofisma es evidente. Y encima las retenciones no son coparticipables, lo mismo que el impuesto al cheque. Y a ello se suma que desde hace ya algunos años viene subestimándose en el Presupuesto Nacional el crecimiento previsto. Si la estimación de crecimiento para 2008 es del 4%, pero luego se crece 6 o 7%, la diferencia queda exclusiva y discrecionalmente en manos del Poder Ejecutivo, habida cuenta de que le Congreso no hará nada para impedirlo.

De muchas maneras esto lo hemos señalado infinidad de veces. El dibujo de los índices de precios, por otra parte, constituye la manera de evitar pagar los intereses de los bonos ajustables por CER. Es una suerte de nuevo default, como acertadamente ha dicho el economista José Luis Espert.

Tenemos un panorama en el cual la distorsión en los precios relativos (producto de retenciones, subsidios, congelamientos y aprietes varios) es apenas la punta del iceberg. La expansión monetaria y el dibujo de los índices de precios constituyen datos de todos conocidos. El gasto público ha subido este año más del 50% comparado con el año anterior.

Los subsidios han servido para disimular la suba de precios, no para evitarla. Pero también han servido para gastarse el excedente fiscal. También se le ha exigido a las AFJP que trajeran del exterior sus colocaciones (esencialmente en Brasil) para colaborar con la financiación de los vencimientos de deuda del año que viene. Se han prohibido exportaciones de manera alarmante. No sólo por lo que se hizo (y sigue haciéndose) con las carnes, sino por la alta gama de permisos habilitada, de tal modo que por ejemplo el secretario Moreno ha señalado públicamente que los productores de lácteos no serán habilitados para exportar sus productos si pagan la leche más de 73 centavos el litro a los tamberos. Un verdadero espejo que devuelve la realidad de que cuando se necesita ajustar se ajusta, y allá los tamberos que en otros tiempos solían ser los débiles de la cadena. ¡Que se arreglen o se fundan! Sencillamente.

El economista Roberto Cachanosky señala en un trabajo publicado en el diario La Nación del domingo 25 que el stock de deuda pública está hoy en torno de los 138.315 millones de dólares, siendo que en 2001 se encontraba en 144.222 millones. Es decir que estamos en una situación bastante parecida a la que nos encontrábamos en el momento del default. Excepto, claro está, que los dólares de hoy valen internacionalmente bastante menos, lo cual contribuye a mejorar ilusoriamente los precios de las commodities, por lo demás.

La cancelación de la deuda con el FMI sin aplicar ninguna quita, fue un golpe de efecto político, pero nada tuvo que ver con el desendeudamiento . Los dólares de las reservas utilizados se adquirieron mediante la emisión de moneda retirada luego de circulación mediante la emisión de Nobacs y Lebacs, es decir mediante deuda remunerada a tasas muy superiores a las del Fondo.

El impresionante ajuste vía presión tributaria que está llevando adelante el gobierno pretende recomponer la caja, mejorar el superávit, acomodar las cuentas para que la presidenta electa no tenga dificultades. No importa en verdad qué ocurra con los sectores afectados, importa contar con los recursos. Y la inflación es un recurso, lo mismo que la presión tributaria explícita.

Estamos entonces en condiciones similares a las que supimos estar en otros tiempos: endeudamiento interno y externo, controles de precios, inflación creciente, distorsiones de precios relativos (con tarifas políticas), deterioro de la inversión en sectores claves (como el energético), salida de capitales (en forma directa o a partir de la venta de empresas a capitales extranjeros), etc.

Confiscación de los depósitos, impuesto inflacionario, ahorro forzoso, impuestos a la riqueza (o a las ganancias extraordinarias ) mediante tasas diferenciales, default de las deudas, y todos los etcéteras que nuestros amables lectores quieran agregar. Nada ha cambiado en estos aspectos.

Todo, menos volver eficiente la economía argentina para competir en el mundo como corresponde. La panacea del mercado ha sido reemplazada por la panacea del Estado. Los ministros y secretarios serán los encargados de decir qué invertir, dónde, cómo, cuándo y cuánto. A quién se lo subsidia, a quiénes se los promueve , qué nos conviene producir y qué no. Y cuánto, y cómo, y por qué. Todo esto nos lo dirán De Vido, el novel Lousteau, ambos Fernández, el secretario Moreno, o quien fuere. Ellos serán los encargados de encauzar la producción, la economía, los precios, las ganancias, la historia. Ya están haciéndolo. Y seguirán haciéndolo.

Poco a poco la dirección tomada conduce a las viejas formas de la política económica, y por lo tanto a los mismos resultados. La gran diferencia con el pasado es el superávit fiscal logrado en estos años, que es utilizado para que el Estado entregue subsidios a los sectores elegidos o se encargue de hacer determinadas obras en general vinculadas a cuestiones políticas. Y tal superávit ha podido medianamente sostenerse en el tiempo porque los años de estabilidad relegaron un tanto la llamada cultura inflacionaria , porque de otra forma la megadevaluación de 2002 hubiera sido devorada en horas por el reacomodamiento de los precios Todo este engranaje deviene en una mala utilización de recursos y por lo tanto en una descapitalización progresiva. Precisamente es por eso que los sucesivos incrementos de la presión tributaria (y de la inflación) se hacen cada vez más imprescindibles. Y cada vez se dificulta más generar inversión genuina externa o interna. Porque además, un sistema en el cual algunos funcionarios suben o bajan sus pulgares de la manera que describimos, no permite pensar en un marco estable. En la Argentina se han destruido las instituciones y por lo tanto la seguridad jurídica es prácticamente nula, como podemos verlo casi todos los días.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2007

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

Contadores Públicos

Economía y tributación

Como citar este texto: 

Héctor Trillo (28 de Nov de 2007). "Ajuste - Precios". [en linea]
Dirección URL: https://www.econlink.com.ar/notas/ajuste-precios (Consultado el 14 de Mayo de 2021)