Por Alberto Pontoni. Abril 2003
El próximo 22 de abril, pocos días antes de las elecciones presidenciales, la Unión Industrial Argentina (UIA) elegirá al sucesor de su actual presidente, el empresario papelero Héctor Massuh. Por primera vez en muchos años se encuentra amenazada la armonía interna de esta entidad y la hegemonía ejercida por la familia Rocca (grupo Techint).
Hasta el momento conviven en la UIA dos líneas internas, el Movimiento Industrial Nacional (MIN), que reúne a grandes grupos locales bajo la conducción de Techint, y el Movimiento Industrial Argentino (MIA), que tiene como principal referente a Alberto Alvarez Gaiani, titular de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal).
Resulta difícil encontrar un patrón diferencial entre ambos nucleamientos, pues la línea divisoria no pasa por la defensa del mercado interno, el compromiso con un desarrollo manufacturero autónomo ni la protección de las pequeñas empresas industriales. La UIA es un club exclusivo destinado al lobby y negociación con el sector público, más preocupado por la obtención de negocios o ventajas particulares para sus miembros que por la definición de una política industrial nacional.
La Unión Industrial expresa, justamente, las limitaciones de nuestros principales empresarios para transformarse en una clase dirigente con sentido nacional y su funcionalidad a un sistema de capitalismo prebendario como el argentino. El grupo Techint es un claro ejémplo de esta mezcla de contratista e industrial. Su actual poderío económico y competitividad internacional en el campo siderúrgico esta fundada en los negocios realizados con el Estado a lo largo de décadas y, en particular, por la participación en las privatizaciones y concesiones de servicios realizadas durante la última.
Son estos factores los que permiten entender el silencio cómplice de la UIA durante el genocidio industrial practicado en el país durante los años noventa. Es más, en ese periodo las dos corrientes internas, el MIA y el MIN, pactaron un sistema de alternancia que permitía la sucesión pacífica de los representantes de ambos nucleamientos en la conducción de la entidad. Asimismo, la reciente designación del ex jefe de gabinete Chrystian Colombo al frente del Departamento de Desarrollo Económico de la UIA es otra manifestación de la falta de visión estratégica y nacional de este empresariado.
El colapso económico y la hiperdevaluación desatada en los inicios de la administración Duhalde abrieron una profunda grieta entre los socios de la UIA. Los grupos económicos más perjudicados por el deterioro de ingresos que produjo la hiperdevaluación, los ligados al mercado interno, criticaron seriamente al ex presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, por su desempeño al frente del Ministerio de la Producción. En particular, apuntaron a su parcialidad y compromiso con un reducido grupo de empresas exportadoras, principales beneficiarias de la disparada del tipo de cambio.
Cumplido su cometido De Mendiguren dejó la escena y se llamó a silencio, situación que contrastó con la efusividad verbal que caracterizó a este dirigente empresario durante todo el 2001, en que desarrolló una activa campaña mediatica contra la convertibilidad envuelto en la bandera de la defensa del interés nacional y de los sectores productivos.
El alejamiento de De Mendiguren de la gestión pública y de la conducción de la UIA no fueron suficientes para cerrar las heridas. Poco tiempo más tarde las dos corrientes promovieron conferencias separadas para analizar la realidad industrial.
De esta forma se llega a la elección del sucesor de Massuh, que de conformidad con lo pactado debía corresponder a un representante del MIA, que propuso a Alvarez Gaiani. La resistencia de Techint a esa candidatura llevó a la confrontación y conformación de dos listas. Por un lado, "Consenso" encabezada por el binomio Alvarez Gaiani - Massuh y, por otro, "Industriales" que lleva como candidato al textil Guillermo Gotelli, integrante del MIN, ex presidente de Alpargatas y dueño de Tracid, una empresa de ropa y calzado deportivo.
Las propuestas
Ambos listas han presentado propuestas de política económica para la salida de la crisis actual. En el caso del grupo que lidera Alvarez Gaiani (Consenso) el énfasis fue puesto en la ampliación de los planes sociales de emergencia y el apoyo a la microempresa urbana. El propósito es establecer una eficiente red de contención social para las familias indigentes extendiendo el plan Jefes y Jefas de Hogar, incluyendo capacitación, prestaciones de salud y atención integral a menores de cinco años y madres embarazadas.
Por su parte, la lista que encabeza Gotelli (Industriales) elaboró los lineamientos de un moderno proyecto productivo a través de una adecuada inserción internacional de la Argentina junto al desarrollo de un mercado interno dinámico y competitivo. Para ello promueve un mayor compromiso del Estado en materia de inversión, el desarrollo de conglomerados de pymes (clusters) y la integración de cadenas de valor.
Sin embargo, las dos propuestas resultan poco convincentes atendiendo los antecedentes de los protagonistas y su falta de compromiso real con los temas que hacen al desarrollo y la inclusión de los trabajadores en los beneficios del crecimiento. De todos modos, llama la atención el contraste entre las ideas mas progresistas promovidas por la lista del MIN respecto del programa asistencialista del candidato del MIA.
Las imputaciones que se adjudican los candidatos ilustran acerca de sus limitaciones. Gotelli destaca que su lista está integrada por empresarios en ejercicio a diferencia de Consenso que está conformada por lobbistas, citando como ejemplo al mismo Alvarez Gaiani que vendió su frigorífico familiar en los noventa. A su vez, este último recordó a Gotelli como el empresario que condujo Alpargatas a la ruina y criticó a Industriales por querer convertir la UIA en una entidad al servicio de los intereses de Techint.
A titulo de reflexión
Más allá de esta disputa coyuntural lo cierto es que la sociedad necesita de una clase dirigente industrial, de vocación empresaria y no rentista, para construir una alternativa superadora del actual sistema de capitalismo prebendario. Con empresarios como estos o los Macri, Eurnekian, Yoma y Antelo, entre otros, esta alternativa no será posible.
El país tiene numerosos ejemplos de emprendedores pujantes que se han abierto camino sin participar en privatizaciones, concesiones o peajes, y a pesar de las políticas antiindustriales de las últimas décadas. Los Pagani, Williner, Vasalli, Aboli y Rubio, constituyen algunos claros modelos.
No corresponde al Estado engendrar verdaderos empresarios pero sí promover su surgimiento. Este es un rol fundamental de un Estado moderno. Para ello se requiere, en primer lugar, reglas institucionales claras que pongan fin a la componenda mafiosa de funcionarios y pseudoempresarios en que se funda la llamada patria contratista. Por otro lado, resulta necesario impulsar medidas que alienten un desarrollo integrador, que contemple tanto la inserción internacional como el mercado interno, teniendo como objetivo la mejora de ingresos y del empleo. No es reduciendo salarios a través de devaluaciones del tipo de cambio ni con programas asistenciales que el país podrá encontrar su vía de desarrollo.
Como citar este texto:
Clubmacro (01 de Abr de 2003). "Union Industrial Argentina". [en linea]
Dirección URL: https://www.econlink.com.ar/articulos/unionindustrialargentina (Consultado el 05 de Ene de 2018)