En las últimas décadas se ha venido acentuando la desigualdad y la exclusión en el mundo. Cada vez es mayor la brecha entre países industrializados y en desarrollo como así también la diferencia entre pobres y ricos al interior de las naciones. Las consecuencias de esta situación son múltiples y ya se están produciendo importantes cambios en la dinámica económica, la estructura social y la participación política. La presente nota se encuentra centrada en el análisis de la situación en la principal potencia mundial, los Estados Unidos.
La nota esta inspirada o toma citas seleccionadas del artículo de P. Krugman “EEUU: todo para los más ricos
Una de las características de la gran expansión económica norteamericana, que abarca gran parte del siglo XIX y llega hasta la crisis de 1929, fue el surgimiento de una poderosa clase de magnates que vivía en grandes palacios, contaba con ejércitos de criados y despilfarraba fortunas. Eran los excéntricos ricos de la llamada Edad de Oro de los Estados Unidos.
El surgimiento de una nueva conciencia social en los sectores trabajadores, sumado a la aparición de la Unión Soviética , el colapso del 29 y la Segunda Guerra Mundial obligaron a resignar privilegios y cambiar aquel modo de vida de los Estados Unidos.
Las políticas keynesianas implementadas para salir de la gran crisis ( New Deal ) así como las seguidas durante las décadas del 50 y del 60 estaban inspiradas en la idea que el incremento en el ingreso de los trabajadores era un factor sustancial del crecimiento económico y que el Estado tenía un rol clave promoviendo la redistribución de ingresos a través de impuestos y transferencias. Los Estados Unidos se convirtió en el modelo y paraíso de las clases medias. Las enormes desigualdades de ingresos disminuyeron y las manifestaciones ofensivas de riqueza desaparecieron.
A partir de la década del 70 el proceso comienza a revertirse aumentando la concentración de ingresos y riqueza. Una expresión de esa desigualdad reside en el hecho que actualmente las 13.000 familias más ricas de Estados Unidos disponen de un ingreso equivalente al de los 4 millones de hogares más pobres.
¿Qué sucedió en los Estados Unidos?
Sencillamente, que en los últimos 30 años casi todo el aumento de productividad de la economía norteamericana fue a terminar en los bolsillos de los más ricos. Expresión de ello es el hecho que los ingresos netos (deducidos impuestos) del 1% de las familias más ricas crecieron casi 160 veces entre 1980 y el 2000, mientras que para las familias típicas de clase media la mejora fue de sólo un 10%, según un estudio de la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos.
¿Qué factores permitieron esta reversión del proceso favoreciendo el aumento de la desigualdad y una mayor concentración de los ingresos en los Estados Unidos?
Existen diferentes interpretaciones al respecto pero lo que resulta claro es que ha habido un sustancial cambio en las normas de comportamiento de las dirigencias respecto del compromiso social y la valoración de la equidad. Para el Prof. Krugman el New Deal tuvo un profundo impacto en la sociedad norteamericana al imponer normas de relativa equidad en las retribuciones, propiciando el surgimiento de amplias capas de clases medias.
Incluso señala que en los años 60 las grandes compañías norteamericanas “actuaban más como repúblicas socialistas que como despiadadas empresas capitalistas y sus máximos directivos se comportaban más como burócratas guiados por el bien común que como capitanes de negocios”.
Ese compromiso social del sector empresarial es, justamente, lo que se ha ido diluyendo. Un claro ejemplo de ello es lo sucedido en materia de retribuciones. Mientras que el salario promedio, medido en moneda constante, se incrementó en las últimas tres décadas en sólo un 10% la retribución media de los principales ejecutivos se multiplicó 30 veces. La brecha entre ambos pasó de 40 a 1000 veces.
Actualmente, el ingreso medio de un trabajador norteamericano ronda los 42 mil dólares/año mientras que el de la elite de los 100 ejecutivos mejor pagados supera los 40 millones de dólares/año, casi mil veces más.
Hay quienes justifican esos pagos millonarios por el talento y aportes que esos dirigentes realizan en sus empresas. Para Krugman, la auténtica razón por la que los directivos están tan bien pagados es porque son ellos los que designan a los miembros del consejo de administración que fija sus retribuciones y son ellos los que controlan muchas de las extraordinarias prebendas que los consejeros confían en recibir. “No es la invisible mano del mercado la que guía estos ingresos monumentales de los directivos sino el invisible apretón de manos de la sala de reuniones del consejo”.
¿Por qué antes no se les pagaba a los altos ejecutivos de los Estados Unidos con la misma generosidad?
Para Krugman se trata de una cuestión de cultura empresarial. Para la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial, el miedo al escándalo mantenía bajo un permanente control los salarios de los directivos. Ahora, eso ya no interesa. En otras palabras: la explosión de los sueldos de los ejecutivos representa un cambio social más que una acción de las fuerzas estrictamente económicas de la oferta y demanda. “No deberíamos considerar este hecho como una tendencia del mercado, sino como algo más parecido a la revolución sexual de los 60, una nueva permisividad, aunque en este caso sea financiera en lugar de sexual”.
La democracia de los Estados Unidos amenazada
En la década del 20 Estados Unidos era una nación en la que los más grandes privilegios convivían en agudo contraste con la más absoluta miseria. Era asimismo una nación en la que el Gobierno tendía a servir los intereses de los privilegiados y a hacer la vista gorda ante las aspiraciones de las personas corrientes. Las actuales desigualdades de ingresos han retrotraído la situación a los niveles de aquellos años.
Para Krugman, la riqueza heredada no juega ya un papel decisivo, pero es posible que pueda volver a crearse una clase privilegiada y esta nueva clase, igual que aquella de la Edad de Oro, llegar a ejercer un poder político enorme. “Resulta demasiado fácil contemplar cómo nos vamos convirtiendo en un país donde lo mejor se reserva para aquellos que tienen buenos contactos; un país en el que el ciudadano medio ve pocas posibilidades de progresar; un país en el que el compromiso político no parece tener sentido porque, en último término, son siempre los intereses de la clase privilegiada los que quedan bien servidos”.
Krugman termina su artículo parafraseando a otro autor, Kevin Phillips, quien señala que “toda democracia debe afrontar su renovación mediante una revivificación de la política, o serán los sectores privilegiados quienes terminarán consolidando un régimen diferente y menos democrático, conocido como plutocracia”.
Como citar este texto:
Clubmacro (05 de Mayo de 2006). "Desigualdad en Estados Unidos". [en linea]
Dirección URL: https://www.econlink.com.ar/articulos/desigualdadestadosunidos (Consultado el 13 de Mayo de 2021)